Perfecta Lauteria Carmona, cariñosamente Claudina. (Foto: Rafael Zapata)
EL NUEVO DIARIO, SANTO DOMINGO.- Para las personas supersticiosas, la realidad que vive Perfecta Lauteria Carmona, cariñosamente Claudina, pudiera ser sinónimo de mala suerte.
Y es que desde hace 20 años, la vida de esta señora, que aún no ha cumplido los 60, ha sido impactada fuertemente con constantes episodios, los cuales la mantienen sumergida en una situación económica crítica que no le permite llevar una vida como el común de la mayoría de los ciudadanos.
Hasta el 2004, Claudina, residente en el sector Los Frailes II, en Santo Domingo Este, llevaba una vida estable. Junto a su esposo criaba a sus tres hijos, dos hembras y un varón, los cuales entraban en la flor de su juventud.

Sin embargo, la vida le cambió el 8 de septiembre del 2004 cuando los fuertes oleajes provocados por el huracán Iván cobraron la vida de su hija Claudeline de la Paz Carmona, quien en ese entonces tenía 17 años. Junto a ella también fallecieron los hermanitos Andreína, Rosa y Eudomar de la Rosa, de 15, 12 y 13 años respectivamente, tras ser arrastrados por el mar cuando se encontraban recogiendo peces y otras especies, en el kilómetro 11 de la autopista Las Américas.
Desde entonces, la vida de Claudina no ha tenido un ápice de alegría. La pena causada por la partida de su hija más pequeña empezó a apagar el motor de su felicidad y ello daba inicio a una prolongada serie de traumas y situaciones familiares que se ha extendido por los últimos cuatro lustros.
Varios años después de la muerte de Claudeline y aún sin superar su partida, Carmona vio fallecer a su pareja sentimental, otra gran baja para ella. Posteriormente, su hija mayor también perdió la vida aquejada de una situación de salud.

De repente, de cinco personas que habitaban su hogar solo quedaban ella y su hijo Paby, quien enfermó de una tuberculosis que lo mantuvo al borde de la muerte por varios años.
La valiente mujer, que hoy vive sola en su humilde casita, debió de emplearse a fondo para mantener su hogar, realizando labores domésticas en casas de familia y otras labores informales.
Su vida hoy
Desde hace diez años empezó a padecer de diversos quebrantos de salud, los cuales la mantienen en una difícil situación económica que la limita a muchas cosas, entre ellas a poder hacer la tradicional cena de Noche Buena.
“Yo haré cualquier cosa a las doce y de eso yo ceno, imagínate, yo no tengo recursos para decir que voy a hacer cena, hace tiempo que yo no sé lo que es hacer cena un 24, lo poco que araño es para medicina y pagar la luz”, expresó Claudina, quien vive en una vivienda en condiciones paupérrimas.

Narró que hace diez años fue operada de glaucoma y que pese al tiempo transcurrido aún continúan las secuelas.
“Uno se opera de eso, pero las secuelas siguen, a mí me molestan mucho los ojos porque yo tengo un lente dentro de los ojos, pero tengo que adaptarme, porque qué voy a hacer”, manifestó Claudina en tono de tristeza.
Hoy también padece de artritis reumatoide, enfermedad que le ha provocado desgaste en los huesos y articulaciones que no le permite pasar mucho tiempo parada.
“Ya tengo más de ocho años en esto, yo recuerdo que era en taxi que había que llevarme al Padre Billini, yo estaba hinchada entera”, expresó Carmona mientras se quejaba de los fuertes dolores que diariamente recibe su cuerpo.
Poco apoyo
Aunque los médicos se lo han impedido, Carmona tiene que ejecutar los quehaceres domésticos de su casa pese tener su hijo y cinco hermanos, que por lo visto le ayudan muy poco.

“Yo no cuento con mi hijo, ahí hay un teléfono y ese teléfono nunca ha sonado para preguntarme cómo usted amaneció, cómo usted está”, puntualizó Carmona.
Recordó que un día le subió la presión estando su hijo en su casa y este en vez de socorrerla “así mismo cogió y me dejó ahí y se fue”.
“Y un día me puse mala, que andaba un brote de vómito y diarrea y ya yo tenía como tres días mala, no tenía fuerza y yo mandé a buscar a mi hermano y llamó el 911, y el 911 vino, y mi hermano le dijo que se fuera conmigo y no quiso, y yo le dije no te preocupes, que yo me voy sola”, continuó recordando Claudina.
Una mujer de fe
A pesar de su realidad económica, la cual debe afrontar sola, Claudina dice ser una mujer de fe, afirmando que Dios siempre le abre puertas para conseguir lo que necesita.

“Yo soy una mujer de fe, a veces hago una rifita para ayudarme, y salgo por ahí al pasito, donde me cansó yo me siento, hasta en un contén, y cuando me siento mala no salgo”, manifestó.
Mejorar su vivienda
La mujer anhela cambiar su condición de vida, por lo que pide le ayuden por lo menos a acomodar su casita.
“Yo quisiera que el que pueda me ayude con mi casa, mira mi armario es un nido de ratones, mi cama no sirve y ni hablar del rancho, cuando llueve caen varias goteras”, explicó.

Las paredes de la casa lucen muy deterioradas, al igual que algunos de los ajuares, como es el caso del armario.
La nevera casi no enfría, a la estufa solo le funcionan varias hornillas, el abanico casi no echa aire y el volumen su su pequeño televisor no baja.

Claudina, cuya residencia está ubicada en la orilla del farallón que separa a los sectores Los Frailes y Brisa del Este, ofreció su número de contacto por si algunas personas se interesan en solidarizarse con ella. El contacto es 809- 403-9272.
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