Foto: EFE/EPA/MONIRUL ALAM.
NUEVA DELHI.- A menos de dos meses de unas elecciones históricas que deben sellar la transición democrática de Bangladés, una crisis de protestas y violencia amenaza con fracturar la frágil estabilidad del país.
La muerte el jueves del líder estudiantil y aspirante a diputado Sharif Osman Hadi desencadenó una ola de disturbios en Bangladés, donde turbas de seguidores incendiaron sedes diplomáticas y de los principales periódicos, generando un clima de fuerte tensión en la capital.
¿Quién era Sharif Osman Hadi?
Hadi, de 32 años, fue una de las figuras visibles del levantamiento que en 2024 condujo a la caída del anterior régimen en Bangladés. Falleció el jueves en un hospital de Singapur a consecuencia de las heridas sufridas tras recibir un disparo en la cabeza el pasado día 12 en Daca, cuando fue atacado por hombres armados en motocicleta mientras viajaba en un ‘rickshaw’.
El fallecido líder estudiantil era portavoz de Inqilab Mancha, una plataforma que se define como una organización progresista orientada a la defensa de la justicia social, los derechos humanos y la denuncia de la opresión y la discriminación
Tras su muerte, la organización y el jefe del Gobierno interino, Muhammad Yunus lo declararon «mártir en la lucha contra la hegemonía india», un mensaje que ha coincidido con ataques contra sedes diplomáticas y otros símbolos institucionales en varias ciudades del país.
Conocido por su retórica nacionalista, Hadi se perfilaba como candidato independiente por una circunscripción de Daca en las elecciones previstas para el próximo 12 de febrero.
Apagón mediático y tensión diplomática con la India
La escalada de incidentes registrada la noche del jueves, tras confirmarse el fallecimiento del activista, supuso un punto de inflexión en una semana marcada por el deterioro de las relaciones con la India.
Las autoridades de Bangladés han acusado a Nueva Delhi de dar refugio en el exilio a la ex primera ministra Sheikh Hasina y de permitirle lanzar llamamientos para desestabilizar el país antes de las elecciones, unas acusaciones que la India ha negado.
En ese contexto, grupos de manifestantes asaltaron en la capital las sedes de los diarios Prothom Alo y The Daily Star, a los que acusan de mantener una línea editorial favorable a la India. Los ataques provocaron incendios y graves daños materiales, obligaron a intervenir a los servicios de emergencia y derivaron en un apagón mediático sin precedentes.
La hostilidad hacia la India, avivada por la retórica del fallecido Sharif Osman Hadi sobre la «hegemonía india», ha tenido también consecuencias en el ámbito diplomático. Los Centros de Solicitud de Visados de la India (IVAC) anunciaron el cierre indefinido de sus oficinas en las ciudades de Rajshahi, Khulna y Chittagong.
Un país con ecos del pasado
Los disturbios actuales se producen en un país marcado por el profundo cambio político de 2024.
En julio de ese año, protestas estudiantiles por las cuotas de empleo público derivaron en una violenta represión por parte de las fuerzas de seguridad y sectores afines al anterior gobierno de Sheikh Hasina, lo que precipitó su dimisión el 5 de agosto de 2024 y su exilio en la India, donde permanece desde entonces.
En noviembre, un tribunal de Bangladés la condenó a muerte en ausencia por crímenes de lesa humanidad vinculados a aquella represión, que según la ONU dejó 1,500 muertos durante la denominada ‘Revolución de julio’, tras la cual el país pasó a estar gobernado por un Ejecutivo interino encabezado por uno de los principales opositores de Hasina, el premio Nobel de la Paz Muhammad Yunus.
Incierto camino hacia la democracia
«Nadie puede detener el camino hacia la democracia de este país mediante el miedo, el terror o el derramamiento de sangre», afirmó Yunus durante el funeral multitudinario del líder estudiantil asesinado.
Pese a ese mensaje, el Ejecutivo de transición afronta críticas por la falta de un mandato electoral claro, las dificultades para tejer consensos, la lentitud en definir con precisión el calendario y las garantías del proceso electoral y la gestión de la seguridad en un contexto de fuerte polarización.
Estas próximas elecciones del 12 de febrero se celebrarán en un escenario político inédito: Sheikh Hasina permanece huida del país mientras que el antiguo partido gobernante, la Liga Awami, ha sido proscrito por el Gobierno de transición, y Yunus ha reiterado que no se presentará a los comicios, situando a su Ejecutivo como un mero facilitador del proceso democrático.
Relacionado






