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La cárcel no mete miedo a los corruptos – El Nuevo Diario (República Dominicana)

Marino Ramírez Grullón. (Foto: Fuente externa)

Desde aquellos tiempos en que se fundó la República Dominicana existen los corruptos.

Esto por no decir que Cristóbal Colón con su recua de conquistadores la mayoría de origen carcelario hicieron los que le les dio la gana con los pobladores de la Isla, incluyendo los bienes que encontraron por estos lares.

Sólo contadas excepciones encabezados por Juan Pablo Duarte o Gregorio Luperón se pueden excluir de las pandillas de depredadores que han pasado por el Estado dominicano durante todas las épocas.

La corrupción por robos de los fondos públicos durante todos los gobiernos llegó a tal punto en uno de los gobiernos del entonces Presidente Joaquín Balaguer que éste llegó a decir que la corrupción se paraba en la puerta de su despacho. Imagínense ustedes.

Anterior a esa frase y durante la gestión del llamado Triunvirato la estructura económica y física que se heredó de la dictadura de Rafael Trujillo Molina, estos se repartieron muchas cosas entre ellos.

Tenemos residencias, empresas, recursos, en fin acabaron con parte de lo que había construido Trujillo para su propio disfrute personal, familiar y corporativo.

Luego vino la repartición de otros bienes con la llamada capitalización de las empresas del Estado gestionada por el entonces Presidente Leonel Fernández, quien bajo el concepto de la supuesta inversión privada entregó muchas empresas y bienes a políticos y empresarios privados, perdiéndose todo en ese caso.

Los ingenios azucareros es el mejor de la llamada capitalización.

Luego con los bienes de Baninter cuyo fraude tuvo que pagar el Estado con los fondos de los impuestos de los ciudadanos enriqueció a muchas figuras que hoy andan pontificando por los medios como si fueron santos del olimpo griego.

La empresas eléctricas son otro caso patético de cómo se pueden tomar los bienes del Estado para fortalecer fortunas de políticos, empresarios y amigos.

Ha pasado mucho tiempo y en cada gobierno los funcionarios o amigos del entorno hacen de las suyas haciendo negocios turbio unos para hacer crecer sus fortunas, otros para hacerse ricos tomando los fondos públicos para cualquier concepto.

Lo de Senasa y los involucrados nos debe llevar a alguna reflexión sobre el tipo de castigo llegar que deben sufrir los corruptos.

Ahora con la llamada delación premiado se puede robar en el Estado, traicionar a los socios y quedar indemne con los recursos invertidos o enviados al exterior.

La corrupción hay que castigarla con la pena de muerte de lo contrario los ladrones de los fondos públicos seguirán depredando el Estado haciendo daño a los más pobres que son los que votan cada cuatro años.

Hemos llegado a un momento en que aunque existe mucha gente seria que va al Estado a servir desde una función pública, existen otros que sólo van a robar.

Estos implementan sus esquemas desde antes de llegar al gobierno de tal manera que creen saldrán airosos de sus actos delictuales.

Robar la salud a la gente es algo endemoniado.

Todo tipo de robo a los fondos públicos se ha establecido en este país.

Cualquier esquema resulta pequeño para lo que se inventan para robar.

Senasa no será el último, ya lo veremos.

Durante la gestión del gobierno de Danilo Medina hubo gente que estableció mecanismos para apropiarse de lo ajeno, que creímos superados, pero no fue así.

Ahora estamos Peor, el problema es que quienes hacen las layes son la misma gente que las incumplen y hasta se auto protegen beneficiándose grandemente de los privilegios que establecen.

Así las cosas veremos un mesías populista, estilo Chávez o Maduro apropiándose del Estado y dándole carreras a todos aquellos que ya están quemados por lo que la gente quiere líderes nuevos pero al final las cosas terminan peor.


Por Marino Ramírez Grullón


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