Por Elida Almonte.-
La reciente decisión del gobierno de la República Dominicana, anunciada por el presidente Luis Abinader, de autorizar a los Estados Unidos el uso provisional de áreas de la Base Aérea de San Isidro y del Aeropuerto Internacional de Las Américas como parte de sus operaciones antidrogas en la región, ha generado múltiples reacciones tanto en el país como en la diáspora dominicana en los Estados Unidos.
La medida se enmarca dentro de un acuerdo de cooperación bilateral para fortalecer la lucha contra el narcotráfico en el Caribe. Sin embargo, este anuncio abre dos escenarios claramente diferenciados: uno de potenciales beneficios y otro de riesgos que deben ser cuidadosamente gestionados.
Escenario 1: Posibles beneficios para el país
Desde el punto de vista de la seguridad nacional, esta colaboración puede representar un refuerzo significativo en la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado transnacional, al incorporar mayor capacidad tecnológica, logística e inteligencia para el control del espacio aéreo y marítimo.
Asimismo, posiciona a la República Dominicana como un socio estratégico de los Estados Unidos en materia de seguridad regional, lo que podría traducirse en mayor cooperación técnica, entrenamiento de personal, apoyo institucional y fortalecimiento de las capacidades locales. También puede contribuir a mejorar la percepción internacional del país como un Estado comprometido con el combate al crimen transnacional.
Escenario 2: Riesgos y preocupaciones legítimas
No obstante, la decisión también genera preocupaciones legítimas relacionadas con la soberanía nacional, la posible militarización del territorio y el riesgo de que el país sea percibido como plataforma logística de operaciones extranjeras.
Existen inquietudes sobre los límites reales de esta autorización, su duración, el nivel de control dominicano sobre las operaciones, y las implicaciones diplomáticas frente a otros países de la región. Sectores de la sociedad advierten que una cooperación mal regulada puede derivar en dependencia en seguridad externa y en tensiones geopolíticas innecesarias.
La voz de la diáspora dominicana
La diáspora dominicana en los Estados Unidos sigue este tema con especial atención. Para millones de dominicanos en el exterior, el Aeropuerto Internacional de Las Américas es la principal puerta de entrada al país y un símbolo del vínculo emocional con la patria. La posibilidad de que sea utilizado en operaciones extranjeras genera preocupación, incertidumbre y preguntas legítimas sobre la seguridad, la imagen internacional del país y el impacto en las relaciones bilaterales.
La diáspora reconoce la importancia de combatir el narcotráfico, pero también defiende firmemente la soberanía dominicana y el derecho del pueblo a estar plenamente informado.
Llamado a la transparencia y al derecho a la información
Ante este panorama, se hace un llamado respetuoso al Gobierno dominicano para que informe con total claridad y transparencia:
- El alcance exacto del acuerdo con los Estados Unidos,
- Su duración,
- Los límites operativos de la colaboración,
- El nivel de supervisión dominicana,
- Y el rol del Congreso Nacional en la fiscalización de esta decisión.
La ciudadanía —dentro y fuera del país— tiene derecho a conocer todos los detalles de una colaboración que involucra infraestructura estratégica y temas sensibles de soberanía nacional.
La cooperación internacional contra el narcotráfico es necesaria y puede ser beneficiosa. Sin embargo, solo será legítima y sostenible si se gestiona con transparencia, control institucional y pleno respeto a la soberanía dominicana. La diáspora dominicana, comprometida con el desarrollo y la estabilidad del país, seguirá observando este proceso con atención, responsabilidad y espíritu crítico.
