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Practicar empatía y honrar la “Silla Vacía”, la realidad de muchas familias en Navidad – El Nuevo Diario (República Dominicana)

EL NUEVO DIARIO, SANTO DOMINGO.- Las fechas navideñas son aquellas donde la familia se reúne, el ambiente se llena de luces, abrazos y colores, pero también son acompañadas de la realidad de la ausencia de los parientes que ya no están.

Más de una familia se ve afectada por esta situación, haciendo que la alegría de las fiestas se empañe y llene los ojos de lágrimas al mirar la silla vacía de quienes han partido terrenalmente.

Este 2025 más de 200 familias lloran la pérdida de quienes perdieron la vida en la tragedia del Jet Set, más de 50 que han sido tocadas por los feminicidios y la cantidad significativa de los fallecidos en accidentes de tránsito.

Otros han aprendido a vivir con la ausencia, pero honran el legado de quienes ya no están.

Anilka Mercedes Guzmán, quien perdió a su padre hace un poco de 30 años, cuenta que, aunque al principio fue muy difícil y, pese a ser la mayor de los tres hermanos, siendo una adolescente de 14 años, no entendían mucho lo que sucedía y cómo su vida cambiaría.

“Mami trabajaba dos tandas y lloraba mucho. Pero recibimos mucho apoyo de nuestros familiares. Yo comencé a trabajar a los 15 años. Porque nuestra economía se tornó difícil. Mami pasó a trabajar hasta los fines de semana en la biblioteca para ganar más dinero. Pero gracias a Dios salimos a camino”, narró Mercedes Guzmán.

Asimismo, exhortó a quienes pasan por esta realidad, a seguir adelante y contar con la ayuda de Dios y los familiares.

Indicó que, afrontan la “silla vacía” de una forma cristiana, pues “nosotros somos cristianos católicos y entendemos que la muerte no es el final. Dios en su palabra nos promete vida eterna. Además, solo muere una persona que se olvida y mi padre vive en nuestros corazones”.

Si tuviera la oportunidad de ver a su papá otra vez, dijo que “primero lo abrazaría, lo llenará de besos y le diría que lo amo muchas veces y que gracias por ser un padre tan amoroso con nosotros”.

Para Mioris Arias Peralta, honrar la memoria de su padre se ha hecho parte de la tradición familiar, dando el espacio de sentir y agradecer el legado que dejó en ellos.

Recuerda a su papá, “no solo como el hombre que me dio la vida, sino el pilar de mi estructura, la voz que consultaba cuando no sabía qué dirección tomar y quien mantenía el humor en los momentos tensos”.

Cuenta que, este 2025 es su cuarta navidad sin él, la primera fue apenas tres meses después de su partida; fue una nebulosa de shock. “Con el paso de los años, el dolor no desaparece, pero uno aprende a caminar cargándolo de una forma más estable”.

Abrió su corazón para expresar que lo difícil que fue la primera navidad, “al principio, con un silencio muy pesado. Nos permitimos no estar felices. Si alguien quería llorar frente al plato, se le dejaba. No nos obligamos a mantener tradiciones que dolían demasiado (como poner su música favorita de inmediato). Con el tiempo, pasamos del silencio a las anécdotas, entendiendo que hablar de él es una forma de mantenerlo en la mesa”.

Aprovechó para decirle a quien esté pasando por lo mismo, «no te sientas culpable por no sentir el espíritu navideño«.

“La presión social por estar alegre es agotadora. Si necesitas retirarte de la cena diez minutos para respirar o llorar, hazlo. El duelo no tiene calendario y la Navidad es solo un día en el calendario; no dejes que la expectativa de los demás dicte cómo debes sentirte tú”, manifestó.

Aseveró que, para vivir la silla vacía han transformado el vacío en un espacio de honor.

“En lugar de ignorar el lugar donde él se sentaba, a veces ponemos una vela o simplemente brindamos por él antes de empezar a cenar. Ya no intentamos llenar el hueco con otra persona o con ruido; aceptamos que esa silla está vacía físicamente, pero llena de su legado”, agregó.

Al contar sobre tener la oportunidad de volver a hablarle, aseguró que “le diría que todo salió bien. Que a pesar del miedo que me dio perderlo, la familia se mantuvo unida y que sigo aplicando cada consejo que me dio. Le diría: ‘Gracias por las bases que dejaste, porque gracias a ellas sigo de pie’. Y finalmente, le daría ese abrazo que en septiembre de 2022 se quedó interrumpido”.

En el caso de la familia Sánchez Almánzar, la cual perdió a su pilar, Altagracia Almánzar, de 101 años, vive la Navidad honrando el legado de quien fue madre, abuela, bisabuela y hasta tatarabuela.

Recuerdan a doña Tata, como cariñosamente le decían, con risas y nostalgia, por las enseñanzas y momentos que vivieron.

«Mamá sabía muchísimo y peleaba mucho, a veces por cosas que a uno le daba risa, pero era por su edad. Siempre quería estar en la cocina, uno la dejaba, pero mirando que no le pasara nada. Era loca con su cerdo asado, es lo que más recuerdo de ella en Navidad», contó uno de sus hijos.

En ese orden, añadió que, aunque la extraña, agradece a Dios por el tiempo que le a la familia permitió tenerla con vida y espera que las personas puedan encontrar consuelo para vivir con la pérdida de sus seres queridos.

Jackie Muñoz, quien también perdió a su papá, recuerda a su progenitor con mucho amor y continuará con los valores sembrados.

«Le diría que lo amo y que nos hace muchísima falta, que sé que está vigilándonos y cuidándonos para poder recibirnos el día que cada uno parta de este mundo. Que la vida no es igual sin él, pero que los valores sembrados nos ayudan a hacer las cosas bien para sobrevivir sin su presencia», señaló.

Al ser su primera Navidad sin su padre, agregó que, como familia honran su memoria con alegría, como él era.

«Afrontamos la Navidad con amor, apoyo a mi madre, en tranquilidad y reflexión profunda. Honrado la memoria de nuestro padre, pero alegres, porque la vida continua, él fue alegre y ha pasado de un estado a otro, nos hace falta, pero está vivo, ha dejado el cuerpo más no su espíritu», expresó.

 

JSB/


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